Mi piel de Carmen Nöel
Esa piel habitada de lunas
silencios
y otros subterfugios de prohibido nombre,
donde la danza del tiempo retorna
una y otra vez
y el olvido se rompe en cristales de sueño.
Esa piel despertada en insomnios profundos,
de amaneceres ruidosos
repletos de mirlos y plenitud sonora.
Esa piel demudada en la luz,
agotada en su laberinto,
rota de tiempo y desesperanza,
diluida en su propia búsqueda de caracolas y sal.
Esa piel salida de la oscuridad,
bordada con el grito de la noche,
acariciada por la inagotable espuma
que atrapó el océano en su infinito cauce.
Esa piel coraza de secretos,
entronizada de estrellas,
gestante de incendios y confusas brumas,
esa cárcel de tempestades y sombras
plagada de heridas y cicatrices
imperfectamente viva y virginal
constituye mi verdadera frontera
habita mi auténtico hogar,
cobija y atesora cada matiz esencial de mi ser.
Repleta de misterios,
ancestral
continuamente renovada,
frágil,
cálida,
pequeña,
colosal,
mutilada y asida al latido del corazón al que pertenece
devora cada dolor y se alimenta de él como el más potente escudo.
Ligada a mi sangre y a mi movimiento
rastrea cada caricia y aumenta en ella.
Me aparta y me imanta de los demás hacia los demás.
Esa piel anclada a mi pensamiento
es mi trozo de universo y mi destino.
© Carmen Nöel
Imagen de Bruno /Germany en Pixabay