“Movimiento perpetuo” o la persistencia del paisaje en la pintura del expresionismo abstracto

©Héctor Villarroel, Forest, 2016, óleo sobre lienzo, 87 x 127 cm, colección privada Bruselas
© Héctor Villarroel, Forest, 2016, óleo sobre lienzo, 87 x 127 cm, colección privada Bruselas

En el análisis de la historia del arte la secuencia de expresiones es precedida por transiciones, a veces más elocuentes, otras de forma continua, según el contexto social e histórico al que correspondan. Estos antecedentes actúan como agentes esenciales en la confirmación de estos testimonios artísticos. En este sentido, los factores que darán el framework al movimiento del Expresionismo Abstracto durante el siglo XX se pueden delimitar en las consecuencias de la Gran Depresión en los Estados Unidos en los años 30’s, la asimilación de las corrientes artísticas europeas en boga, y en particular los devastadores efectos de la Segunda Guerra Mundial con la consabida migración de los artistas a territorio americano. Se suele identificar a este movimiento, denominado también The New York School, como una tendencia que nace en los comienzos de la década de los años 40’s principalmente en Nueva York.  Una vanguardia que, si bien nunca se constituyó formalmente, introducirá elementos radicales de cambio en la forma en cómo se concebía la pintura tanto en su praxis y en lo conceptual hasta ese momento.

Estos nuevos lineamientos estéticos se harán manifiestos por medio de expresiones espontáneas, las cuales, asimilando el «Automatismo Psíquico» dictado precedentemente por el surrealismo, desarrollará una observación acuciosa de los factores del mundo inconsciente, una apertura a componentes psíquicos expresados por medio de gestos rápidos, elocuentes y resolutivos, lo que Stella Paul (2004) define como an emphasis on dynamic, energetic gesture, in contrast to a reflective, cerebral focus on more open fields of color.  1[1]   Paul, Stella. “Abstract Expressionism.” In Heilbrunn Timeline of Art History. New York: The Metropolitan Museum of Art, 2000–. http://www.metmuseum.org/toah/hd/abex/hd_abex.htm (October 2004)

De esta manera, el dominio de la abstracción será el territorio propicio para la apertura y experimentación de estas formas de exteriorización.

En este campo de ensayos visuales, la expansión hacia los ritmos de lo no objetual, es decir, de la no representación figurativa, darán el corpus a lo que podemos nominar con el concepto del «movimiento perpetuo», es decir, ritmos naturales en constante oscilación, sin un orden establecido expresados por intensas cargas gestuales. En tal sentido, pintores como Jackson Pollock podrán en cuestionamiento los medios convencionales de la pintura, debatiendo y expresándose a través de otros recursos técnicos, innovadores e incluso transgresores. El dripping —goteo de pintura—, permitirá al artista una aproximación radial al soporte, el cual recreará auténticos «paisajes mentales». ¿Estamos acaso frente al paradigma de la persistencia en la concepción pictórica del paisaje?

En su significación etimológica, el paisaje como verbo es definido como the act of shaping land so as to make it more attractive or useful 22 Ver glosario: https://csmt.uchicago.edu/glossary2004/landscape.htm ,asimilándose dentro del prisma del arquetipo occidental.

Paulatinamente alrededor de 1600, esta muestra visual adquirirá autonomía de su contexto primigenio, es decir, su representación como entorno simbólico de las figuras en la escena sacra manifiesto desde el gótico tardío. Se identificará al paisaje con un nuevo punto de observación del medio, haciéndose ostensible a través de diversos periodos, desde representaciones históricas, naturalistas, románticas e impresionistas, hasta el advenimiento de la abstracción pura en los ensayos iconográficos de pioneros como Vassily Kandinsky en los principios del siglo XX, recreando así una expansión renovada en la percepción de este testimonio bidimensional. Con el advenimiento de la liberación de la figuración y la cabida a demostraciones visuales espontáneas del espacio mental, la aventura de la recreación pictórica se hará exponencial. 

Esta vinculación a los sucesos del inconsciente no tendrá un encuadre formal, concibiéndose por ende como manifestaciones naturales que se articulan con ritmos en permanente dispersión/circulación. Este fenómeno es captado por algunos pintores expresionistas, entre los que podemos destacar, además del ya mencionado Pollock, a Lee Krasner y Franz Kline entre otros, cuyas obras alcanzarán altas cotas de expresividad.

Dentro de esta experimentación, las formas en «movimiento perpetuo» se reflejarán en una multiplicidad de argumentos visuales, llegando incluso a ilustraciones tecnológicas. Cabe preguntarnos, ¿hasta qué punto podemos vincular de manera análoga este ejemplo de alegoría digital en lo que se reconoce como Fractal Art?

Concebimos el denominado Fractal Art, el cual surgió a mediados de los 80’s del siglo pasado, como una especificación visual algorítmica expresada por el uso de la tecnología -ordenadores- que permiten el cálculo de imágenes fijas, animaciones y medios en la reproducción del objeto. Si bien este tipo de arte se asocia a los avances tecnológicos por medios de software o programas de gráficos a disposición, requiere ineludiblemente de la intervención creativa del diseñador.

En este contexto, el uso de la tecnología se entiende como una formula en la cual la creatividad es esencial como gestora de una nueva forma artística. Sin embargo, ¿puede acaso un recurso técnico alcanzar la efigie expresionista de la materia? ¿basta solo con la imagen en sí para acceder a una coherencia frente a la evidencia del dinamismo orgánico?

La noción plástica del «movimiento perpetuo» es inherente al cuerpo biológico en su revelación más esencial, y así como pone en relieve el complejo enjambre del inconsciente, el uso pictórico multiforme de los recursos materiales permite acceder a una experiencia más completa concerniente a la gestualidad y la elocuencia. En este sentido, las obras del Expresionismo Abstracto vinculadas a este concepto se vuelven representaciones únicas e irrepetibles, una expresión libre y fidedigna del anima del hombre con todas sus contradicciones, un entramado complejo de sombras e iluminaciones.

©Héctor Villarroel, Southern Tide, 2009, óleo sobre lienzo, 195 x 114 cm, colección privada Bruselas
© Héctor Villarroel, Southern Tide, 2009, óleo sobre lienzo, 195 x 114 cm, colección privada Bruselas

Texto e imágenes © Héctor Villarroel

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