No soy un mal tipo
Son las 12 am, la luz roja de mi reloj despertador ilumina tenuemente parte de mi cuarto, el frío a esta hora es entumecedor y por más que quiero levantarme para cerrar la ventana, no puedo. Llevo rato intentando dormir, pero es inútil, mi mente no deja de dar vueltas y vueltas ¿qué me tiene tan nervioso? Llevo rato pensando en qué será eso que no me deja dormir ¿será acaso mi amor desenfrenado por Luisa? No es algo de extrañar, es sumamente hermosa, siento como si la tuviera en mi cama, si tan solo ella me hiciera caso, creo que eso me haría conciliar el sueño. La noche anterior pensaba también en ella, pero fue distinto pues logré dormir y ahí estaba, en mis sueños tan preciosa como siempre, el mundo de los sueños es maravilloso, es el único lugar en mi vida en el cual no soy un fracaso, patético ¿verdad? Pero así soy yo y en mis sueños Luisa me ama tal como soy, la recuerdo, la tenía en mis brazos y apreciaba su desnudez con tal morbo que creía que era el rey del universo y todo el cosmos, fue mía, en mis sueños, pero fue mía y así es todas las noches, pero ¿por qué hoy no? ¿por qué hoy que la pienso más que ayer no puedo dormirme para entregarme a su lujuria? No entiendo nada de lo que está pasando ¿ya no me amas Luisa? Esto es desesperante, la sola idea que ella no quiera estar conmigo en mis sueños es realmente enfermiza, me llena de ira, me vuelve completamente loco, quiero golpear y destrozar todo lo que me rodea, pero hace mucho frío, prefiero quedarme en cama y esperar a que ella llegue, la sigo pensando, llamándola con mi mente, ven a mí Luisa, hazme tuyo.
En ocasiones pienso que en el mundo real ella nunca llegará a ser mía ¿quién se fijaría en un perdedor como yo? Estoy seguro de que ella no, es demasiado perfecta para mí, no la merezco, sin embargo, acabo de recordar que hoy la traje conmigo a casa después del trabajo, ¿cómo puedo ser tan torpe y olvidar algo tan importante? En un principio, ella no quiso venir, pero logré convencerla, a veces no soy tan patético, tengo mis momentos. Al llegar nos sentamos en la sala, le hablé un poco de mí, ella solamente me escuchaba, supongo que no le parecí muy interesante, así que decidí preparar la cena, no soy un mal cocinero, quizás con eso lograría hacer más agradable la velada, pero al parecer ella no tenía hambre porque no probó un solo bocado de la comida que le serví, solo me veía fijamente ¿por qué eres tan cruel Luisa? Yo solo quiero ser amable y gentil contigo ¿qué juzgas de mí con esa mirada tan penetrante? Déjame ser al menos tu amigo, no soy un mal tipo.
Me pregunto ahora si Luisa también tendrá frío, este frío diabólico que congela los tejidos y coagula la sangre, creo que iré al cuarto de al lado a ver si estará bien, mi madre siempre me enseñó a ser hospitalario y gentil con los huéspedes, no podía dejar que ella se expusiera al peligro de la calle a altas horas de la noche, así que le pedí quedarse en mi casa, la ciudad se ha vuelto muy insegura. Definitivamente iré a revisar la habitación de al lado.

Parece que todo está bien, está dormida. Le colocaré otra cobija con mucho cuidado para que no note mi presencia, aunque ella no es tonta, sabe que estoy aquí. Es aún más hermosa mientras duerme, que piel más suave, que labios más dulces, a pesar de los moretones en los pómulos, sigue viéndose bellísima, su larga caballera lacia y negra como el azabache es sublime, lástima que se encuentre pegajosa con la sangre que se derrama de su cabeza, ni hablar de la blancura de su cuello, el cual espera ser besado por mí, sin importarme las marcas que quedaron de mis manos, creo que me excedí un poco con eso, pero tú me perdonas ¿verdad Luisa? Creo que a partir de esta noche dejaré de soñar y haré realidad mis sueños y fantasías, creo que Luisa también lo desea, lo veo en su mirada vacía, ese vacío que me llama a lanzarme sin titubeo a un frenesí desenfrenado de lujuria desencadenada, esta vez sí seré realmente el amo del mundo. Luisa ¿por qué tu piel se está poniendo fría y pálida? Creo que ha de ser este clima, estoy seguro de que es eso, porque sigues sin decirme nada. Prometo levantarme temprano y preparar el desayuno, ojalá puedas disfrutarlo, ya no será necesario que vayas al trabajo. Con amor, Mauricio.
© Oskar Quevedo
Fotografía: Free-Photos