Nueve Semanas y Media Junto a un Macho Latino suelto en París. Séptima semana

Seguro era una broma, no podías ser puto por el simple hecho de ser poeta experimental, por jugar a tocar mujeres prestadas, como si las faldas no mordieran, mi macho criollo, como si Teófilo Cid no rondara los rincones amargos de Paris, cuando la pobreza anuncia la llegada de un nuevo escritor.

De pronto nos iremos atados de manos, mudos y fríos de la ciudad del olvido, abortando hasta los sueños en algún aeropuerto, asegurando que llegamos casualmente para ver la luna navegando sobre el Sena de nuestra desventura, esperando que el Mapocho sea navegable un día, dije, te burlaste. Aún siento el peso de tu risa sardónica, el vibrato de tu voz viril, tus manos de abrazo profundo y tu alma narcisista.

Asume que la poesía te llevó demasiado lejos. Ahora hazme el amor al borde del abismo, que rodaré contigo hasta el infierno de Dante, antes de que te declaren transitoriamente muerto.


© Roxana Heise
Imagen óleo de Eugène Delacroix «La barca de Dante»

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