Nuevo despertar, de Seda Cruz

En el universo poético también suceden Encuentros en la tercera fase o, dicho de otro modo, situaciones en las que la poesía contacta casual e inopinadamente con algún ser humano dispuesto a ejercer como lector.

Ese fue mi caso durante la pasada Feria del libro en Madrid. Yo iba a visitar a una amiga poeta –Ana Ortega Romanillos– que firmaba sus libros en una calurosa mañana de junio. A su lado había otra poeta, Seda Cruz, y mi amiga Ana me la presentó. Seda me preguntó entonces: ¿Te gusta la poesía? y esa cuestión fue como escuchar las cinco notas de los extraterrestres de Encuentros en la tercera fase: «re mi do do sol…».

– ¿Te gusta la poesía?

– Re mi do do sol.

Acabé con su libro dedicado en mi bolsa de papel repleta de otros tantos libros de poemas y con el soniquete dentro de mi cabeza:

– ¿Te gusta la poesía?

– Re mi do do sol.

Después de una concienzuda lectura de la obra de Seda Cruz, he redactado una breve reseña que presento aquí:

nuevo despetar de Seda Cruz

En los versos de Nuevo despertar podemos reconocer un yo rotundamente poético, seguro de sí mismo y que intuye el amor como una luz inmanente, como una flor que late acelerada, como el agua donde navegan los nenúfares o como el viento que cabe en el hueco de unas manos.

Viniste a ayudarme

Viniste a ayudarme,
a liberar las cadenas de los siglos enmohecidas
por la idea del deseo malherido.

Viniste como una luz,
a iluminar rincones oscuros,
a enseñarme los huecos escondidos de mis manos.

Viniste como un espejo,
a reflejarme la historia profunda de mi alma,
buscadora de libertad.

Viniste como un maestro,
a enseñarme el conocimiento eterno
de la sabiduría escondida en el dolor.

Pero viniste,
eso es lo importante.
Como un regalo del cielo,
que cayó dulcemente sobre mi pecho
que floreció por amor.


A través de la lectura de los poemas de Seda Cruz vemos que surge un personaje lírico viviendo la poesía como un canto de amor a la vida y como un proceso de búsqueda del verso puro, escogiendo los instantes esenciales de un universo interior pleno de sensibilidades. 

Amor brujo

Vacío de secretos el silencio
impregnado de noche sin espinas.
Bautizado por órbitas divinas
el mágico fulgor que reverencio.

Cíclicas y nocturnas las presencio
llovizna presurosa, sin doctrinas,
palpitantes palabras que adivinas;
profanas y sagradas diferencio.

Escribo y canto, amante del momento,
encendida por este fatuo fuego:
Reclamo como propio el sacramento.

Con mis manos alzadas yo te llamo,
amor brujo al que en el fragor me entrego:
luz reposada, pálpito que exclamo.


En este poemario nos encontramos con una poeta vitalista que domina el tiempo presente, donde se refugia el otoño infantil y el invierno, que cobija un nuevo despertar.

Poema de invierno
II

No solo de sol de invierno vive el hombre,
no solo de las caricias dolorosas
de unos rayos opacos de neblina.

Se puede también vivir en invierno.

En las grietas del hielo,
tras tus pisadas,
se esconde
este nuevo despertar.


Seda Cruz es una escritora de versos traslúcidos que dejan entrever un espíritu seguro de sí mismo, que vuela por el pasado para morir a lo viejo y nacer a lo nuevo y que sabe que la vida, / la seguidora de tus pasos, / no te abandonará en el desierto / por más que a veces te olvides / de su verdadero rostro.

Piel de seda

El llanto oculta la verdad
que habita detrás de las cosas muertas.

Hube de morir muchas veces para engendrarte,
nueva piel de seda.

Para poner en marcha el reloj dorado
de la palabra libre venidera.

Hube de morir
para renacer más limpia,
para que, desde la noche, se fraguase la calidez de las flores,
que me nacen en las manos que se entregan.

Me quedé desnuda y vacía
mientras la poesía sonreía al otro lado de la puerta.

Si ocupo mis manos para pedir,
ya no podría dar nada.


Se trata, definitivamente, de una voz sensitiva que define y explica la poesía de esta peculiar manera:

¿Qué es poesía?

Es la luna en mis pies
y su fulgor de brillo inacabado
en la noche del cazador.

Es un rotundo sí
a todo lo que tenga que ver con la vida.

Es la nutrición exacta
en el pico del pájaro del nido dormido.

Es la letanía que mece los sueños.
Es el sonido del sauce
en la cuna desamparada
Es la caricia que en la mejilla brinda aliento.
Es el manto de seda que cubre el Arca de la Alianza.
El platonismo exacerbado de un romántico imberbe.

La implorada tormenta de otoño
que cala los huesos para dejarte desnudo y expuesto.

La poesía es la marea
que se lleva lo que ya no existe muy lejos


Hay que mencionar también la excelente labor creativa de Víctor Rivas, que ha diseñado la cubierta e ilustrado algunos de los poemas incluidos en el libro. Son imágenes que complementan perfectamente los textos y que le añaden una especial visión artística a la palabra escrita:

Nuevo despetar de Seda Cruz

Corazón de fuego

Palpita mi corazón de fuego.
Raíces de tierra, tronco nutricio,
ramas adornadas de frutos y alondras.

El suelo firme sustenta los sueños.

El paraje ya no es oscuro.

El Sol ha girado sobre el árbol de vida,
que abrazo sin miedo.

Encumbro mi poesía al cielo.
Solo así el Sol iluminará mis versos.


Enhorabuena a Seda Cruz por su poesía reposada, reflexiva, llena de fuerza vital,  positiva y esperanzada. Sus poemas relativos al amor y sobre la creación poética son todo un referente de la lírica actual más intimista.

Y gracias a los extraterrestres poéticos –las musas– por propiciar este feliz encuentro.

– Me gusta la poesía.

– Re mi do do sol.


© José Luís Pérez Fuente

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies