Ojos como estrellas de Felipe Espílez Murciano
Por el estrecho sendero donde se pierden los poetas, hay una cintura de acacias que lloran campanillas y unos espejos negros como sepulcros de nata.
El aire es de aceite, suave hasta el rubor de un eco, y las palabras son llanto con alas de letras rotas, algas que en el aire atrapan a las mariposas de hielo.
Por el estrecho sendero donde se pierden los poetas, mil toros con cuernos de noche encendida dejan cintas de sangre con pespuntes de oro imposible.
Al principio, en la boca del pasillo de los limones dormidos, alguien puso un humilladero de camelias con gotas de noche clara, para que en las manos de los poetas se cuelguen estrellas.
Para que los cantores no se pierdan en el estrecho sendero donde se pierden los poetas, ojos como estrellas que lean poemas de luz y de lirios.
Sólo los ojos de estrellas darán labios a ese pasillo de besos y en la frente blanca del poeta florecerán palmeras de versos.