Paseo por el puente de hierro de Felipe Espílez Murciano
Cuando cruzas el puente de hierro, tus manos se hacen cuchillas; estrellitas en la barandilla dejan tus palmas de cielo.
En ese puente, nube del río, abrazo de las dos orillas, se algodonan y se ovillan las baldosas de su suelo para que cruces sin frío tu cuerpo de pájaro férreo.
Las diez farolas del puente, faros del mar alargado que es el río y su corriente, guardan diez soles callados para solear tu camino en los días nublados.
¡Cómo se ablanda el hierro cuando tu cuerpo vibrante pone olas de mujer en su masculino anhelo!
¡Cómo se ablanda el hierro!
Y cuando, despacio, te paras
en medio del puente de hierro,
se paran todas las aguas,
se paran todos los cielos,
el mundo entero se para
mirando al puente de hierro.
Texto e imagen © Felipe Espílez Murciano
Foto de Marta Wave en Pexels