Roma, ciudad abierta
En estos tiempos convulsos de guerra en Europa, es imposible no echar la vista atrás para ver todo aquello que nos trajo la Segunda Guerra Mundial, siquiera para reflexionar sobre la oportunidad que habría que darle siempre a la paz sobre la destrucción. Y si alguien retrató de forma magistral, dura pero realista, esa destrucción, fue el llamado “neorrealismo italiano”. Si bien podríamos escoger entre varias de las películas que retratan a la perfección la vida cotidiana de esas ciudades y pueblos devastados por la guerra, en esta ocasión nos vamos a detener en la película “Roma, città aperta” dirigida por Roberto Rossellini en el año 1945 e ilustrada por Anselmo Ballester.
El neorrealismo italiano
El neorrealismo italiano fue un movimiento, sobre todo cinematográfico que surgió en Italia a partir de 1945, es decir en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo era mostrar, de forma absolutamente realista, las condiciones de la población después del conflicto bélico.
Se alejaba de esas películas con sociedades ideales de estilo histórico y musical que se vieron durante la Italia fascista de los años 20. Tanto es así, que llegaron a hacerse películas con actores no profesionales. En “Roma, città aperta” solo eran actores profesionales Anna Magnani y Aldo Fabrizi.
Lo importante eran los sentimientos, era la necesidad de retratar de la forma más realista posible, las condiciones duras que se vivían en los últimos años de la guerra y en la posguerra.
Precisamente, “Roma, città aperta” es considerada la primera película de este movimiento.
“Roma, città aperta”
Rossellini estaba determinado a narrar los acontecimientos que estaban ocurriendo. Tanto es así que, incluso antes de terminar la ocupación alemana, empezó a trabajar en el guion y salió a la calle en busca de historias.
Y así nació “Roma, città aperta”, que cuenta la historia verídica del sacerdote y partisano Giuseppe Morosini, torturado y fusilado en 1944 por los nazis acusado de ayudar a la resistencia.
Las críticas no fueron muy buenas, precisamente por ese estilo descarnado y realista que no fueron entendidos por un público, acostumbrado a un cine más banal y de evasión. Sin embargo, al año siguiente obtuvo el gran premio en el Festival de Cannes y ahí empezó su proyección internacional, además de convertirse en una de las películas más importantes de la historia del cine.
Alselmo Ballester
Anselmo Ballester, era un pintor de origen español nacido en Roma que trabajaba en la publicidad cinematográfica, y en las productoras más importantes del cine mudo, como MGM, Warner Bross, Columbia o RKO.
En 1930 preparó los bocetos para los carteles de la primera película sonora italiana “La canción de amor”
Es entonces cuando comienza a realizar algunos carteles de cine italiano entre ellos “Roma, città aperta”.
La gran hazaña de Ballester fue que consiguió dejar su impronta en el cartelismo italiano, tanto que se le considera como el precursor de un estilo determinado que se impuso durante décadas en el cartel cinematográfico. Este estilo consistía en ilustrar a los actores principales de la película, acompañados de algún elemento que diera una pista sobre el argumento de la película.
El cartel de “Roma, città aperta”
El estudio del cartel de “Roma, città aperta”, es realmente apasionante. Está dividido verticalmente en dos partes de similar tamaño, para garantizar el equilibrio de la imagen: una con color en la que pueden verse los dos actores principales y otra en negro, que contrasta con la zona de color. Además el soldado alemán, al dar la espalda estimula la tensión, y confronta las dos partes del conflicto.

Los elementos escogidos por Ballester son las gafas, el casco y el fusil amenazante. Ese arma, lista para ser usada en cualquier momento, hace suponer que la mujer ha sido herida por el soldado sin rostro en negro y de espaldas. Para aquellos que aún no han tenido oportunidad de ver esta película, sin desgranar su argumento, sí puedo adelantar que ésta es una de las escenas más importantes de la película.
La tipografía, en color amarillo, está representada por diversos tipos de letra.
Una vez más el arte viene a salvar nuestras vidas porque como decía Rossellini “El realismo no es la contemplación de la miseria y el sufrimiento sino la forma artística de la verdad.” “Roma, città aperta”, es una obra de arte que nos ayuda a observar la miseria y el desgarro de una guerra, el odio que nace de los seres humanos, en los que solo algunos, los más privilegiados, son capaces de transformarlo en arte para que el resto podamos digerirlo.