Roma

Quizás sea la ciudad más hermosa, he paseado por sus calles calmas, silenciosas y vacías, Roma es una ciudad difícil de definir con una palabra porque es múltiple, cargada de ángulos, es un caleidoscopio irreal y mentiroso, sus calles están llenas de espíritus que vagan constantemente, en una ocasión casi me atropellan caballos enloquecidos que bajaban ciegos por vía del Corso en carnaval, pude cruzar rápido y dejé paso a la figura melancólica de Keats que casi flotaba de camino a su casa a los pies de Trinita dei Monti. Oí en la Plaza Navona como retumbaban los pasos poderosos de Sofía Loren cuando la atravesaba y casi tropieza con Toni Servillo, que acababa de dejar a una mujer dormida cerca de una ventana en un edificio pegado a Santa Inés, y mientras… Marcello deambulaba en la noche romana de la Dolce Vita siendo eternamente llamado por Anita desde el centro de la Gran Fontana, que por cierto ya había sido vendida por Totò a un incauto turista medio americano.

Seguramente sea una ciudad hermosa y abierta que espera su propio renacimiento, y mientras espera ,descansa, así encontré una tarde a la diosa Minerva sentada entre gatos y desposeída de sus atributos bajo el elefante del gran Bernini , animal que sostiene el símbolo de la sabiduría egipcia y que custodia la puerta por la que un día Galileo entró para abjurar de la ciencia seguro que muy triste , ese mal día ella no estaba sentada guardando su ciudad, se distrajo, tampoco estaba el Pulcin, seguro se distrajo con sus lechuzas, dragones, hormigas , lobos, y pensó: la vida no es perfecta ni para las diosas.
Texto e imágenes © Emilio Poussa