Scipona. La proveedora de ambrosías desde ignotos chiribitiles del alma

Scipona (Amelia Galli) es una mujer a la que alberga, antecede y enaltece el misterio; de hecho, su orbe emparenta profundamente con lo mistérico, de ahí que, aun inserta en la más sencilla cotidianidad, dicha habitualidad, de su mano, adquiera tinturas de mágica trascendencia. A la vez, logra, mediante ardides poéticos variopintos, trasladar un mensaje existencial obrado desde distintos flancos vivenciales. En cada cuadro, no en vano, se nos teoriza plásticamente acerca de una u otra arista de la comedia que nos contiene, pues porta, además, Scipona, una mirada universalista, la cual despliega pictóricamente desde un muy concreto rincón del planeta (donde ha erigido su personal orbe) y de su alma. Tal despliegue va inserto en un diario estar en el mundo que la desembaraza de toda aquella superfluidad que el común hemos adoptado como ineludible por pura molicie intelectual o por un fútil sentido de la confortabilidad. Asimismo, vive enardecida esta pintora por el avasallador entorno natural que circunda su sensibilidad a flor de piel conectándola con esencialistas querencias. El entorno que habita (y que la habita), en el transcurrir de las jornadas, es el molde en que ella ahorma la existencia toda en aras de materializar la posterior lírico-discursiva colonización del lienzo pincel en mano.

Sus escenas son oníricas, catacréticas, de un costumbrismo mágicamente descoyuntado y enmarcado en paisajes románticos y surreales en los que Amelia Galli halla explicaciones y respuestas (los accidentes geológicos y la meteorología arrastran un ideario pictórico-discursivo de gran consistencia).

Torna beldad Galli los más extravagantes automatismos de la mente y los erige en marcas reconocibles de su obra (entendida como suma de estas). Persona abierta a la vida, nos desentraña los misterios de esta haciéndolos patentes en sus cuadros, cuya inefabilidad supone un fino tul de sugestión presto a cubrir el ánimo de quien los contemple con cierta recreación.

Llama la atención el lábil manierismo con que desvirtúa el antropomorfismo cuando este comparece en las escenas atraídas. Dichos humanoides (con fuerte componente de androginia en muchos casos) portan determinados acrobáticos ademanes que podrían simbolizar un deseo de subvertir ciertos órdenes en los que les costaría plantar los pies, influidos (cabe pensar) por ciertas premisas de quien los auspició (véase “El espacio habitado” o “Los navegantes”).

Scipona "El espacio habitado"
Scipona «El espacio habitado»
Scipona "Los navegantes"
Scipona «Los navegantes»

Plasma el abandono Scipona en sus escenas (tanto laberínticas como a campo abierto); el extravío del ser humano en la inconmensurabilidad… También refleja ciertos impulsos fraternales (véanse “Abrazo” o “La comprensión”). Lo abisal es también marca de la casa, y acentúa la profundidad ya inherente a todo el ciclo pictórico de la artista (véase “Una mañana”, por ejemplo).

Scipona "Abrazo"
Scipona «Abrazo»
Scipona "La comprensión"
Scipona «La comprensión»
Scipona "Una mañana"
Scipona «Una mañana»

Al manejarse en conceptualizaciones abstractas, la labor plástica de Scipona consiste en una gran medida en otorgar pictórica corporeidad a dichas ideaciones. Por ejemplo, en “La trashumancia”, pone ante nuestros ojos lo que atisba como la traslación de lo incorpóreo (las almas), en pos de su revitalización, a una escena susceptible de ser avizorada a pie de terreno como es el tránsito del ganado hacia los pastos.

Scipona "La transhumancia"
Scipona «La transhumancia»

Los entornos expeditos abundan en la pintura de Scipona por ser tales ámbitos, al cabo, pistas de aterrizaje para innumerables ensueños.

El aire es otro elemento archipresente en los cuadros de la siciliana, suponiendo el hálito vital que mueve el universo de posibilidades que acostumbra a poner en liza esta (como en “Ropa tendida”), quien del mismo modo erige símbolos como “La máquina de coser”, que para la pintora semeja la manera en que se cosen los sentimientos, cual retales. El alma, contradictoria, sería, así, plasmada objetualmente en esta genial y virtuosa pintura (que forma par con otra). No menos virtuosa es “La energía romántica 3”, parte también de una serie muy audaz en la que la artista urde una intrincada y fascinadora imagen en pos de expresar cómo el amor (nuevamente un concepto abstracto y universal) es una energía (entrevista a través de unas inmensas velas de cera) que se sostiene en un equilibrio imposible (sobre una plataforma en medio del océano) suscitándose una danza de humo movido por el viento de cuya etérea plasticidad solo disfrutaría el incurso en tal sentimiento propiciador, siendo, a la vez, ignorado el prodigioso espectáculo por los barcos que pudieran pasar sujetos a muy otros presupuestos y metas.

Scipona "La máquina de coser"
Scipona «La máquina de coser»
Scipona "La energía romántica"
Scipona «La energía romántica 3»

La captura de vitales sensaciones y la profundización psicológica son marcas claras del estilo de Scipona. Su incisivo virtuosismo para transmitir el movimiento contribuye a la envolvente atmósfera que invariablemente logra suscitar. En cualquiera de sus cuadros se puede hallar una sugerente pléyade de influjos, no en vano su estilo, tan reconocible, se erige sobre numerosos artistas de todos los tiempos y tendencias. Por ejemplo, “Temporalitá” es un cuadro que bebe del renacimiento, del impresionismo, del expresionismo, del surrealimo… Recuerda a aquellos poemas de corte clasicista que obraban los poetas de la Generación del 27 en los que introducían audacias de la vanguardia más encandiladora.

Es francamente emocionante hallar a una artista que vive con tamaña intensidad su oficio por moverla tan acusadísima sensibilidad, que es la que la lleva a captar con semejante inefabilidad un mundo en derredor que la extasía, habiendo encontrado en la pintura el cauce para plasmar, al menos en parte, el fragor interno que su agudeza contemplativa le genera. ¿Qué poetisa hubiera sido Scipona si la disciplina por esta elegida hubiese sido tal? Nos podemos hacer una idea tan solo visionando todo el lirismo que fluye por sus pinturas, brotado todo de su compleja y encandiladora poética creativa. Solo una poetisa de reseñable fuste puede equiparar los pensamientos que nos visitan o invaden a insectos que nos circundan en medio de un sugerente prado, los cuales como han venido se van (ver “El enjambre”), o referirse a la inmovilidad a que nos aboca la contemplación del mar de invierno como propiciadora de la conversión del ser humano en deshojado árbol (ver “Mar de invierno”).

Scipona "Enjambre"
Scipona «Enjambre»
Scipona "Mar de invierno"
Scipona «Mar de invierno»

(*) La obra de esta artista se puede contemplar en su web oficial y en su su Instagram

Scipona

© Diego Vadillo López
Imagen portada. Scipona «Ropa tendida»

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies