Segundo de Chomón y Ruiz
Otro aragonés universal, pionero del cinematógrafo (1871-1929)
Si tuviéramos que señalar a un pionero del cine español, con reconocimiento internacional y sin embargo poco conocido en nuestro país, mas allá de las minorías cinéfilas, indudablemente estaríamos hablando de Segundo de Chomón, nacido en Teruel en 1871 y por tanto, otro aragonés universal del arte cinematográfico que añadir a los mas conocidos Buñuel y Saura.
Grandes autores extranjeros señalaron su valía. El historiador cinematográfico Georges Sadoul, menciona explícitamente sus logros en su obra Las Maravillas del cine. Fue llamado por algunos el “Meliès español”, lo que no le hace justicia pues como veremos, superó al francés en muchos aspectos. No diremos como un critico inglés, que Meliès debería ser llamado el Chomón francés, pero sí que como recoge Sánchez Vidal, mientras Meliés hacía trucos en la película, Chomón hacia trucos fílmicos, logrando hacer avanzar el lenguaje cinematográfico como veremos. Esa es la gran diferencia.

Debemos destacar la obra editada por la Caja de Ahorros de la Inmaculada de Zaragoza en 1992, escrita con su habitual erudición y pasión por el detalle por Agustín Sánchez Vidal. Excelentemente documentada y magníficamente ilustrada, añade el acierto de haber sido publicada en gran formato, lo que permite disfrutar de unas fotografías e imágenes de la época y de la obra del autor, absolutamente impagables. Junto con el catalán Juan Gabriel Tharrats, que le dedica su libro Los 500 Films de Segundo de Chomón (2009), son responsables de que mientras tradicionalmente, Chomón había sido relegado a la nómina de los técnicos imaginativos, como veremos luego, con ellos se le reconoce como uno de los grandes autores que más aportó al nacimiento y primer desarrollo del lenguaje del séptimo arte, por lo que el cambio en la estimación de Chomón se debe, en gran parte, a ellos.
Recoger en un breve artículo su ingente trabajo, en una época de constantes cambios es tarea imposible. Sirvan estas líneas de acicate para acercarse a su figura y profundizar en su obra, en la seguridad de que encontraremos autenticas joyas y un disfrute singular.
Teruel 1871
Segundo de Chomón nace un 17 de octubre de 1871 en Teruel, es decir que el año que viene se celebrará el 150 Aniversario de su nacimiento, ocasión que debería ser aprovechada por las instituciones aragonesas en particular y por las cinematográficas españolas en general, para celebrar como se merece a uno de los autores mas prestigiosos de este arte en el mundo. Y queremos aprovechar nuestro Primer Aniversario con este número 12 de ENCIMA DE LA NIEBLA, para rendirle un necesario homenaje, ya que, excepto unas pequeñas calles en Teruel, Calamocha y Zaragoza, el único recuerdo cinéfilo lo tiene en Barcelona, donde le han puesto su nombre a una de las salas de la Filmoteca de la ciudad, con lo que los aficionados todos los días consultan la programación o asisten a alguna de las proyecciones, en la Sala Segundo de Chomón.

Estaba muy orgulloso de su origen aragonés y como ha contado su nieto Piero Chomón, Segundo guardaba como oro en paño una Genealogía Certificada y un Real Despacho Heráldico, que certificaba el prestigio histórico de su apellido de origen francés (Chaumont), pero que él siempre pronunció a la española, remarcando el fuerte sonido CH. Su padre, Isaac, se instaló en Teruel a su regreso de la campaña de Marruecos donde sirvió como médico y se casó con Luisa, natural de Calamocha.
En 1866, Teruel era considerada una de las plazas económicas mas importantes de Aragón por el comercio de los cereales. Era el granero que surtía a Valencia, pero la construcción del ferrocarril del Mediterráneo excluyó a Teruel del circuito de transporte y dejó a la provincia sin posibilidad de desarrollo económico. Exclusión todavía vigente hoy. El viaje en carreta, única opción posible en la época entre Teruel y Zaragoza o Valencia, tardaba una media de cuatro días… Así pues, el ambiente finisecular de Teruel, era extraordinariamente duro tanto en términos demográficos, como económicos, si añadimos las devastadoras consecuencias que para la población y la economía tuvieron las guerras carlistas, que afectaron especialmente a esta zona, y eso que aún faltaba por llegar lo peor, con la Guerra Civil y su continuada presencia en territorio turolense tanto en la Batalla de Teruel, recordemos la única provincia de toda España que cambió de bando dos veces, los bombardeos que arrasaron Alcañiz y los pueblos de la comarca y la Batalla del Ebro, que arrasaron definitivamente el tejido humano y económico de toda la provincia. Sánchez Vidal cita en su obra con detalle, los trabajos de Pinilla y Pruneda que explican el abandono que desde entonces ha sufrido Teruel, y que desgraciadamente tanto nos recuerda a la situación actual.
Lógicamente, la situación no mejoraba precisamente si hablamos del aspecto cultural o de interés por las artes y en especial por el nuevo arte visual, no debería extrañarnos que alguien con las inquietudes que pronto manifestó Chomón, se viera obligado a marchar. Tras realizar sus estudios secundarios en Teruel, en 1895 se trasladó por primera vez a Paris, la ciudad mas avanzada en su época, para saciar la sed de conocimiento que en su tierra no podía lograr, por lo que podríamos decir que Chomón no fue sino uno de los primeros y mas ilustres turolenses en iniciar el camino de la emigración.
París 1905 – 1909
Tras una primera etapa en Barcelona entre 1902 -1905, que le permiten un primer contacto con las técnicas del arte cinematográfico, se traslada a Paris donde conoce a la que sería su esposa Julienne Mathieu, actriz de teatro y vodevil. El invento de los Hnos. Lumière se introdujo fácilmente en estos ambientes, que atraían a numeroso público ávido de conocer la nueva experiencia de la imagen en movimiento. Tras el paréntesis de la Guerra de Cuba con EE.UU., empieza su colaboración con las casas Meliès, Pathé y Gaumont en el coloreado de las imágenes. Y es que, aunque ahora pensemos que el cine en sus orígenes se veía en blanco y negro, no era así. Era muy habitual que los grandes estudios contratasen a numerosas personas para colorear fotograma a fotograma los originales en blanco y negro de las películas. Tarea delicada para la que las mujeres eran muy solicitadas, y muy bien pagadas, pues con sus pequeñas manos y gran habilidad, conseguían darle color a miles de imágenes originalmente en blanco y negro, con todos sus detalles y colores diferentes. Julienne enseguida destacó en estas labores y era muy solicitada por los estudios, trabajos a los que pronto se incorporó Chomón realizando además nuevos cometidos. En estos talleres podían llegar a trabajar centenares de personas.
Chomón pronto demostró gran habilidad para crear ingenios y aparatos que permitían la realización de imágenes espectaculares que asombraban al público, como las plantillas que exigían gran destreza para su creación y posterior ejecución, una especie de pantógrafos, máscaras, que producían espectaculares resultados. Como decíamos al principio, Chomón fue un pionero del arte cinematográfico. Pero no solo destacó en este apartado técnico, sino también en la utilización de la cámara mediante procedimientos creativos que daban resultados brillantes en la pantalla, ya fuera por la posición o por la utilización de técnicas como el fotograma a fotograma, muñecos articulados, maquetas o el movimiento invertido, entre otras. Primero trabajó para Meliés a través de su mujer Julienne, y más tarde para la casa Pathé, que se orientó hacia unas propuestas menos artesanales y mas espectaculares, dirigidas hacia un publico popular, pues los burgueses enseguida desertaron de las salas.
El cine de estos primeros años, pronto se orientó por ello hacia historias fantásticas y grandiosas que permitían la creación de efectos especiales que atraían al publico a las salas, por lo que fue llamado EL ESPECTÁCULO CINEMATOGRÁFICO. Chomón no solo destacaba por la originalidad de sus técnicas, sino por su calidad constante, lo que lo hacía muy apreciado.

Obras de larga extensión de esta época como Satan s´amuse (1907), La Gallina de los Huevos de Oro (1905), El Hotel eléctrico (1908) o Vida y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (1907), donde desarrolla las escenas de los milagros en las que usa el desplazamiento lateral y en profundidad de la cámara montada sobre ruedas de patines (travelling) que retomará con más amplitud en Cabiria y que le supondría un reconocimiento general, pues manifiesta una voluntad clara de trascender los trucajes y está creando nuevas técnicas del lenguaje cinematográfico, que acabarían años más tarde en la narración con planos-secuencia.
En esta época también lleva a cabo proyectos de excepcional interés como UNA EXCURSION INCOHERENTE y Fantasía Lunar (1909), donde aparte de demostrar una vez más el virtuosismo de su trabajo, con las siluetas en este caso, abre paso al absurdo y al mundo de los sueños, de ahí lo de Incoherente. Se inscribe dentro de las vanguardias de la época. Realizada bajo la influencia del movimiento de Los Incoherentes, una corriente artístico filosófica que alcanzó su auge entre 1883-1891 y cuya influencia siguió en los años posteriores. Anticipó de alguna forma la idea de surrealismo, con lo cual abre la ventana a la consideración de su cine como pre-surrealista, una especie de eslabón perdido que nos lleva hasta el Buñuel de El Perro Andaluz (1929) y La Edad de Oro (1930).
Barcelona 1910 – 1912
En este contexto y tras haber realizada unas 150 películas, Chomón regresa a España, y se asienta en Barcelona entre 1910-1912, donde se convierte en corresponsal de la Pathé para la que rueda imágenes “típicas españolas” de lugares o de acontecimientos históricos como la llegada de Alfonso XIII a Barcelona en 1904, que son muy apreciadas en Europa. En este periodo goza de total libertad creadora y vende en exclusiva todas sus obras a la Pathé. También le encargan cortos con trucajes por los que, como hemos explicado era muy valorado y todo ello se lo pagan muy bien, pues su trabajo es de alta calidad en la ejecución. Por ejemplo en Choque de Trenes (1902), un documental trucado con maquetas mezcladas con imágenes reales, resultó tan convincente que se piensa que Abel Gance recurriera a esa técnica para rodar La Rueda en 1921.
Sin embargo, aquí debemos hacer una acotación importante respecto a la autoría de la época, que ha dificultado enormemente su reconocimiento hasta tiempos recientes. Los trabajos que realizaban los talleres de Meliés, Pathé o Gaumont llevaban todos la firma de sus propietarios, ya que se entendía que eran de su propiedad, o del director del conjunto sin distinguir salvo en raras ocasiones otros responsables. El reconocimiento de los efectos especiales o de los trucajes, que normalmente eran el centro de muchas películas en las que colaboraba Chomón, no figuraba en ningún apartado, y es por ello que hasta que recientemente no se ha podido acceder a fuentes documentales que recogen los detalles donde aparece su trabajo, no se ha sabido el alcance de su creatividad, aunque todo el mundo lo conocía y buscaba su colaboración, apenas han quedado testimonios para el investigador con paciencia.
Mientras Meliès se arruina, La Casa Pathé se lanza a la producción en serie y produce 70 películas en 1901 y alcanza las 620 en 1907. En Barcelona se asocia con el valenciano Fuster, que aporta el capital que necesita y crean la productora CHOMÓN-FUSTER, siendo uno de sus ejes la adaptación de zarzuelas. A partir de 1910 empezaron a trabajar en exclusiva también para la Pathé con el añadido de Concesionarios de Pathé Frères.
Italia 1912 – 1925
Como resultado de todo ello, su prestigio internacional alcanza tal nivel que es llamado a Turin, donde fue invitado a trabajar para Itala Film, donde se le ofreció un contrato privilegiado, con unas cláusulas impensables para la época. Pastrone, uno de los dueños de Itala Film, le ofreció mil liras al mes, cuando los maestros mas reconocidos cobraban entre 120 y 150 liras mensuales…
Tras un primer año en el que demuestra su buen hacer en obras menores como La Caída de Troya (1910), Pastrone se decide a intentar superar Los Últimos días de Pompeya (1908), para lo que necesitaba alguien que fuera capaz de sacar adelante las múltiples escenas de difícil iluminación y con efectos especiales espectaculares, para lo que se trajo a Chomón. Se trataba de Cabiria (1914) con la colaboración del famoso poeta Gabriele D´Anunzio, de simpatías fascistas. Chomón empezó dos años antes a preparar el rodaje de la que sería su gran obra, que se ambientaba en el S. III a. de C. durante la segunda guerra púnica. Se centró sobre todo en las maquetas que representaban la destrucción de Catania por la erupción del Etna y en la iluminación eléctrica de las secuencias de interior del Templo de Moloch, donde se realizaban los sacrificios, en las que Chomón logró resultados espectaculares. Para rodar estas secuencias volvió a utilizar mas ampliamente su método de montar la cámara sobre una plataforma con ruedas para permitir su desplazamiento lateral (travelling), aunque el invento fue patentado por… el propio Pastrone, dueño de los estudios. La aportación de este elemento al lenguaje fílmico que se desarrollaría los siguientes años, ya ha quedado señalada anteriormente.
La película fue un éxito extraordinario estando un año en Nueva York, siete meses en Paris y en Madrid se estrenó en el Price con una orquesta en directo de 80 profesores. Sin embargo, las resonancias ideológicas de la época previas al fascismo, y los indudables defectos de la cinta, han impedido que sea vista hasta ahora, como lo que es, una obra maestra del cine mudo, con claras influencias en el cine posterior como Intolerancia de Griffith, y como menciona Sanchez Vidal, un hito en la evolución de las modas.
Su trabajo sufre la lógica interrupción con la llegada de la Primera Guerra Mundial, entonces llamada la Gran Guerra, ya que todavía no sabían que habría una segunda… A pesar de los inconvenientes, se logra sacar adelante algunas producciones con numerosos problemas como la serie del héroe Maciste. La posguerra no tendría menos dificultades. Las producciones italianas se encasillan en torno a sus grandes divas y temas bélicos, mientas alemanes y americanos se ponen a la vanguardia.
El final 1926 – 1929
Llegamos así a la etapa final de su vida. Chomón se había centrado en los intentos que por aquella época trataban de superar los problemas del coloreado de las películas, que como hemos explicado eran muy laboriosos e imperfectos. Trabajó en un método que patentó junto con el ingeniero suizo Ernesto Zollinger y que les valió en 1923 la Gran Medalla de Oro de la Exposición Internacional de Fotografía, Óptica y Cinematografía de Turin. En su intento de promocionar su sistema se traslada nuevamente a Paris. Allí traba contacto con Abel Gance que intenta llevar al limite los recursos expresivos del cine mudo con su Napoleón (1927). Y para ello que mejor que contar con Chomón, sus técnicas de iluminación y su conocido desplazamiento lateral de la cámara. Sin embargo, hay que decir que su colaboración no está tan clara como en el caso de Cabiria, y aquí la ausencia de documentación fiable, es nuevamente un problema para conocer en detalle sus aportaciones. Parece que se incorporó tarde al proyecto y el habitual descuido de Gance por los aspectos organizativos, no permitía precisamente una fluida colaboración.

Viaja a Madrid donde todavía colabora con Benito Perojo y su celebrado El Negro que tenía el Alma Blanca (1926). Posteriormente regresa a Paris, donde sigue intentando mejorar su sistema de color sin que consiga avances significativos. Tras caer enfermo, muere el 2 de mayo de 1929 a los 57 años.
Conclusión
Estamos ante una figura de talla universal, pionero del lenguaje cinematográfico, que por las especiales circunstancias de su época y la desinterés de sus compatriotas, no ha obtenido hasta ahora el reconocimiento que a nivel popular merece. Quizá estas Navidades tan especiales que parece nos tocará vivir, sean una buena ocasión para recuperar su figura y su obra. Tanto el mencionado libro de Sanchez Vidal, como el DVD Segundo de Chomón, El cine de la Fantasía, que editó en 2010 la Filmoteca de Catalunya y que recogía copias remasterizadas de 31 de sus obras entre 1903 y 1912, nos permiten acercarnos al genio de su creador.
