Sombrilla de noche

Cuando se borra la tarde, se deshacen las luces de tus suspiros y me quedo umbríamente solo, solo…

Tan solo, que ni siquiera soy yo mismo, en el silencio de la noche que todo lo calla, en ese momento en que la luna cierra el cielo con su tapa blanca.

Si rescatas el silencio de mis venas desmayadas, te regalaré la luna, esa que todo lo calla.

Una sonora risa tuya y una mantilla morada.

Y con la vieja torre de la vieja pagoda pincharemos a la luna
¡una sombrilla malva!


© Felipe Espílez Murciano

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