Tarde se hizo tarde de Felipe Espílez Murciano
La tarde se hace noche con dolor,
le crujen los huesos de los cipreses,
le sangran las rodillas de cada flor,
lloran las gargantas de sus fuentes.
La tarde muere heroicamente,
como mueren las flores del cerezo,
en ese momento en que el relente
tiembla entre los ecos de los besos.
La tarde se hace noche con dolor,
y se hace herida en el horizonte,
todas las sangres en un solo color
amortajan a la tarde inútilmente.
Después, sólo negro y luto,
y unos ojos brillantes en el cielo,
un recuerdo de tarde diminuto,
en un suave manto de terciopelo.