Un descenso al helado infierno

Llega julio y con él los calores desaforados, por si no nos hubiesen parecido pocos lo ya pasados durante el otrora templado junio. La idea de un poco de frescor renueva el ánimo, desentumece la mente. Así que podríamos sumergirnos de nuevo y disfrutar de las frescas aguas de los océanos. Pero, ojo, si buceamos demasiado hondo puede que ese paraíso se mude a infierno.

Infierno, un concepto esencialmente ligado a la religión -cualquiera- y al espíritu, llámale alma si así lo prefieres. Un lugar, después de la muerte, destinado a los imperfectos y defectuosos, a los que no han cumplido los preceptos y condiciones que las diferentes creencias exigen durante el tiempo que estamos vivos. Respecto a todos esos distintos infiernos, he podido constatar (en mis limitadas lecturas, no en exhaustivos estudios) que sus temperaturas tienen mucho que ver con la latitud y el clima donde se desarrolla la vida de los creyentes. Para los pueblos nórdicos los infiernos son helados, llenos de hielo y nieve y con temperaturas por debajo de los cero grados, mientras que, en las religiones nacidas cerca de los desiertos del Oriente Próximo son parajes repletos de fuego y elevadísimas temperaturas. Caso especial se da en las religiones del Lejano Oriente; allí tienen los narakas, ocho ardientes y otros ocho helados; cosas de tener un continente tan inmenso que abarcan muchas diferentes latitudes y climas.

Y os preguntaréis, ¿de qué pretendo escribir este mes? Buena pregunta, pardiez. Simplemente quiero sumergiros hasta el lugar más profundo de este planeta que habitamos, el mismo que estamos empeñados en destruir. Ni más ni menos que de la Fosa de las Marianas.

Fosa de las marianas

Una fosa oceánica o marina es una depresión larga y estrecha en el fondo marino, como una enorme zanja. Suelen estar cerca de las estribaciones de las plataformas continentales o de las costas de las islas volcánicas, en aquellas zonas donde una placa tectónica se subduce bajo otra contigua. Son los lugares más profundos de nuestros océanos y son pocas, la mayoría en el Pacífico (con más de  10 km de profundidad) y un par de ellas en el Atlántico, más humildes, sólo ahondan unos 8 o 9 mil metros.

Antes de comenzar a describir a nuestra protagonista, tengo que subrayar que tanteo un terreno casi totalmente desconocido, que las magnitudes observadas no son absolutas sino inciertas, sólo son las halladas hasta ahora pero que cualquier día podrían ser totalmente refutadas por otras aún más imponentes e impresionantes, y lo serán, si de algo estoy segura es de esto. El ser humano ha llegado -y pisado- más veces la luna que el fondo del mar. La de cosas que nos queda por saber y aprender.

Fosa de las marianas

La Fosa de las Marianas toma su nombre de las Islas Marianas llamadas así en honor de la reina Mariana de Austria, esposa de Felipe IV (Magallanes la llamó de los Ladrones, imaginad por qué). Son un grupo de islas formadas por las cumbres de las quince montañas de una cordillera submarina que se extiende entre Japón y Guam. Actualmente pertenecen jurídicamente a los EEUU.   

La Fosa se encuentra en el extremo suroriental de la cordillera (11º 21 minutos de latitud norte y 142º12 minutos de longitud, como curiosidad). Tiene la forma de una media luna, de 2550 metros de largo por 69 de ancho. El punto más profundo es el llamado Abismo de Challenger (el nombre de la corbeta de la expedición que la exploró por primera vez) y actualmente se cree que tiene unos 11034 metros de profundidad, incluso podrían ser 11050. Y digo se cree porque aún se desconoce cuál es el verdadero fondo de la depresión, esas medidas varían dependiendo de las diferentes expediciones y estudios que se van haciendo y de las distintas herramientas utilizadas. Vamos a ver un poco la historia de todos esos descubrimientos.

Fue en 1875 cuando la expedición Challenger la sondeó por primera vez, con un lastre atado a una cuerda (escandallo), dando una profundidad de 8184 metros. Este sondeo quedó registrado dos años más tarde en el Mapa de profundidad del Gran Océano del prestigioso cartógrafo alemán August Petermann. En 1899 un barco de la armada estadounidense alargó la profundidad hasta los 9636 metros. Esta medida fue mundialmente aceptada hasta 1951 cuando estudios basados en la ecolocalización de la fauna de la zona precisaron que la profundidad rozaba los 11012 metros. En 1957 la nave soviética Vityaz calculó 10934 metros.

Actualmente existen también mediciones logradas con inmersiones tripuladas -o no-. En 1960, Jacques Piccard y Don Walsh calcularon una profundidad de 10.911 metros en el batiscafo Trieste (diseñado por Auguste Piccard, el padre) aunque ellos sólo se sumergieron hasta los ocho mil. En 2012, el cineasta James Cameron fue el primero en llegar en solitario al fondo del Abismo con su submarino Deepsea Challenger, patrocinado por National Geographic. Tardó 5 horas en descender, alcanzó los 10908 metros y estuvo posado unos 20 minutos recogiendo muestras, de las que aún no ha transcendido ninguna información. En 2019 el empresario y submarinista estadounidense Victor Vescovo descendió hasta 10.935 metros en un submarino y estuvo cuatro horas en el fondo.

El suelo oceánico a esa profundidad es un sedimento pelágico, también conocido como ooze o cieno biogénico, compuesto por restos de esqueletos, conchas, y otros antiguos restos de microorganismos y plantas, muy viscoso y de color amarillento. Hay muy poca actividad volcánica porque existe una franja de roca suave disgregada a modo de lubricante que evita el roce brusco entre la placa superior y la que se hunde.

La Fosa de las Marianas se puede dividir en tres secciones, dependiendo de la profundidad:

  • Hasta los 200 metros; la luz penetra y hay arrecifes de coral
  • De 200 a 600 metros; hay volcanes y animales comunes a otros océanos
  • A partir de los 600 metros; pepinos de mar, anfípodos (pequeños crustáceos), más de 200 especies de microorganismos y los xenofióforos, los más difíciles de estudiar, organismos unicelulares gigantes con aspecto semejante a las esponjas de mar.

En las profundidades del Abismo de Challenger se soporta una presión de unas mil atmósferas, mil veces superior a la presión a nivel del mar (1 atmósfera), oscuridad absoluta y la temperatura oscila entre uno y cuatro grados. Un auténtico infierno helado.

Pero hay vida, extraña, espectacular, aclimatada a esas condiciones extremas. Y lo más triste y preocupante, también hay basura humana, como bolsas de plástico o envoltorios de caramelos.

Fosa de las marianas

A partir de los mil metros podemos encontrar insólitas especies como el pez duende (5 cm y cabeza transparente), tiburón duende (5 metros, color rosa y piel translúcida), tiburón anguila (300 dientes de tres puntas, ovovivíparo), Anoplogaster (con dientes que le dan un aspecto monstruoso), pez fantasma (totalmente translúcido, vive por debajo de los 2500 metros), demonio marino (por debajo de los 3000, el macho vive parasitando a la hembra), pulpo Dumbo, pepinos de mar, anguilas ciegas, pez babosa (hallado a los 8000 metros), crustáceos anfípodos (parecidos a los camarones), gusano cuchara, caracol rosado… También se han observado afloramientos rocosos de colores brillantes, quizás creados por microbios. En general se ha podido estudiar muy poco esta fauna porque están altamente especializados para vivir en esas condiciones imposibles; son tremendamente delicados y no ha habido ni una sola recolección que no haya acabado con su vida.

Fosa de las Marianas

Estoy finalizando el artículo, pero todavía quiero comentar algunos detalles que para mí tienen gran importancia y significado para el futuro de nuestro planeta. Recientemente se ha publicado un estudio en el que se ha observado que se acumula más carbono en el fondo de las fosas que en otras zonas marinas, seguramente porque la materia orgánica de la flora y fauna muerta se queda en las paredes de la fosa; las profundidades del mar podrían desempeñar un papel más importante en el ciclo del carbono, y por lo tanto en la regulación del clima de la Tierra.

También podrían tener una especial relevancia en el ciclo hidrológico del planeta. A esa profundidad, temperatura y presión de la fosa el agua se densifica hasta en un 4’96%, es decir, un volumen de agua en el Abismo equivaldría a casi 100 veces ese volumen en la superficie. Además, con el deslizamiento de las placas tectónicas y en esas condiciones, bajo el suelo marino se dan una serie de reacciones químicas que convertirían el agua en minerales hidratados formando una especie de burbujas de roca húmeda que atrapan el agua. En la Fosa de la Marianas podrían concentrarse una cantidad de agua cuatro veces superiores a cualquier otro punto del planeta. Este agua se filtra en cantidades colosales hasta profundidades de 30 km, incluso hasta los 96 km en la corteza oceánica, antes de volver a subir de diferentes maneras, como erupciones volcánicas a miles de km del punto de partida. Pero la cantidad de agua que baja a través de la corteza es mucho mayor a la que después vuelve a subir, preocupante para el ciclo hidrológico de la Tierra.

Finalmente, quiero hablar de una entrevista que he leído, a Héctor Salvador, un español que en 2021 bajó hasta el Abismo de las Sirenas (muy cercano al Challenger, de 10706 metros de profundidad). No tengo mucho espacio para explicarla detalladamente, pero me sorprendió que comenzaron a bajar a una velocidad de 11m/s, que en 3 minutos dejaron de ver la luz y que la velocidad desciende a medida que aumenta la densidad del agua, a 9500 ya van a 18 metros por minuto; que deben ralentizar la marcha con motores porque el fondo es como un bote de harina y hay que evitar las turbulencias para poder realizar las observaciones. En Guam se cruzaron con el Juan Sebastián Elcano (que repetía el viaje de Magallanes/Elcano 500 años después) y como homenaje a ese primer viaje, Héctor recogió una muestra de agua para entregarla al Panteón de Marinos Ilustres como suelen hacer los marinos.

No hay más espacio, nos vemos el mes que viene. Cuidaos mucho, os necesito.


Fuentes y Referencias – Astromía, Concepto, Conocer el Mundo (Wallace), Ecología Verde (Josefina Bordino), EcuRed (Axxon, Bloguía, Tenoch, Latrola.net), El Mundo Ciencia, El Nacional.cat (Guillem Maneja Juvanteny), El Universal, GEO Mundo (Vicente Alcaide), Ingeoexpert (National Marine Fisheries Service de Estados Unidos -NOAA-), Lidefer (Daniela Rodríguez), Meteorología en Red (Germán Portillo), National Geographic (Maya Wei-Haas, David Barclay, Scott Loranger), Nordic Life, Nuestro clima.com, Plaza Cielo Tierra (Giselle Cariño), Semana (Talar Hajanian), Sinc (Guorui Li, Nature 2021), Viajar/El Periódico (Beatriz Pérez), Voz Populi Ciencia (Antonio Martínez Ron, Héctor Salvador), Wikipedia (David R. Williams, Enciclopedia Británica, BBC, U.S. Fish and Wildlife Service, Los Angeles Times, Charles Q. Choi, A. Theberge, Eliza Strickland, Ker Than, marianatrench.com), Xataka (Santiago Campillo)


© Carmela Pérez Nuñez

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