Un sueño?
Mi despertador ha sonado y como acostumbro hacer, lo he parado para echar otro sueñecito, de esos que me preparan para el nuevo día; si no lo hiciera así sería una zombi sin arreglo.
Vuelve a sonar, qué pesadez, aunque no tengo nada en particular qué hacer, me pongo en pie dispuesta a comenzar la jornada.
Me sorprende la agilidad con la que me he levantado, no me duele nada. ¿Será el nuevo medicamento relajante? Si es así le daré un abrazo a mi doctora.
Siguiendo con la rutina diaria, voy al aseo, me ducho y al empezar a secarme, descubro un nuevo cuerpo.
No hay arrugas en mi cara, mis brazos ya no son esos dos colgajos que no sé cómo eliminarlos, por no hablar de los párpados, ya se han abierto de nuevo. Las manchas de la piel de la cara y de las manos han desaparecido.
No puede ser, esto es una alucinación.
Vamos, que se me habían quitado de encima treinta años más o menos,
De repente, suena el teléfono de casa, no el móvil.
-Dígame?
-Julia, soy Carmen, ya sabes, la secretaria del presidente; tenemos la reunión general hoy a las 9 y no estás. ¿Te ha pasado algo?
Me quedé sin palabras, si ya estaba jubilada. ¿Sería una broma que me gastaba mi antigua compañera?
Como no respondía, Carmen volvió a insistir ¿Te pasa algo?
-No, perdona, me había despistado, en media hora estoy allí.
Mi mente estaba desconcertada. ¿Podía ser que estuviera aún dormida y todo fuese un sueño?
Abro el armario y miro a ver qué me puedo poner para no parecer una abuela, tenía que dar la imagen (en el caso de que fuese una broma) de que estaba estupenda.
Localicé un vestido muy coqueto en un color verde esmeralda que me sentaba bien, un poquito corto, para mis años, pero no demasiado, así que me dije, por qué no ponérmelo.
Después llegó el momento de los zapatos y qué problema, siempre me había gustado ponerme unos buenos tacones. Ahora tal y como tenía la espalda, estaban prohibidos. No obstante, guardaba un par de este tipo de calzado porque me daba pena desprenderme de ellos. Me los puse y no me dolió nada.
Qué bien, bueno, como va a ser para poco tiempo, seguro que no voy a pasar ningún tipo de sufrimiento con ellos.
Salí a la calle dirigiéndome al garaje para coger el coche, así llegaría rápido, la oficina quedaba cerca.
Al llegar, Carmen y el resto de las personas asistentes a la reunión, estaban tomando un café haciendo tiempo a que llegara.
Cuando llegué Carmen me preguntó por la documentación qué tenía que llevar. Otra vez que me quedo sin nada que decir, pongo cara de asombro y me dirijo a ella:
-Seguro que los has traído tú, lo siento, pero es que estoy un poco despistada.
Comenzamos la reunión (mi cabeza bullía intentando comprender que pasaba). Todo transcurrió como era habitual, los temas a tratar eran archiconocidos por mí, así que en ese sentido todo transcurrió con normalidad.
Cuando todo terminó, no pude por menos que preguntar a mi compañera que si no me notaba nada raro.
-Pues no hija, salvo que estés despistada, te veo como siempre, estupenda.
Y ahí solté la bomba:
-Te pregunté si notabas algo raro, es porque hace veinte años que me jubilé. He venido al llamarme porque creía que era algún tipo de sorpresa que me queríais dar, pero esto ha sido un retroceso en el tiempo.
-Pues no, como puedes ver nada ha cambiado, ni siquiera tú, en lo único que noto una diferencia es en tu cabeza, que la veo un poco desubicada.
La respuesta me dejó bastante descolocada, pero no quise insistir más. Me fui al que era mi despacho y ahí estaba, tal como recordaba que lo había dejado.
No puede ser.
Busqué la documentación en mi cartera y esa sí que me dijo la verdad, tenía 75 años…..
Pensé que eso tenía que ser un mal o buen sueño; según como lo mire, porque por un lado volver a sentirme tan bien y por supuesto más joven, eso era una segunda oportunidad para muchas cosas.
Muchos planes se abrieron, no solo en cosas que no hice, sino también en algún tipo de comportamiento que quería modificar.
Continuaré contando