Un viaje artístico a través de los murales de Valparaíso
Mi pasión por viajar, tanto por mi país como por el mundo, ha sido una experiencia de aprendizaje y enriquecimiento cultural que me ha permitido sumergirme en diferentes culturas y, aprender su historia y geografía, su arquitectura, sus tradiciones y formas de vida.
En mis primeros viajes solía acudir a las agencias turísticas para contratar tours que me permitieran conocer los lugares de interés. Generalmente estaban a cargo de un guía al que teníamos que seguir por su distintivo: un pañuelo blanco, un cartel u otra señal, y era, quien explicaba al grupo lo más relevante de cada lugar. ¡Yo me sentía como un novillo arriado en la manada! Además, esos guías incluían una extensa visita a una tienda de productos típicos para que los turistas comprasen y así ellos recibiesen una suculenta comisión.
Esa fue la razón por la que decidí realizar los recorridos por mi cuenta. Al principio consultaba en la oficina de información turística qué lugares interesantes e importantes debía visitar. Con la aparición de internet descubrí “los diez imperdibles” que indicaba los lugares turísticos más relevantes: museos, iglesias y monumentos posibles de visitar en par de días. ¡Una excelente manera de ahorrar tiempo y dinero!
Descubrí una nueva atracción turística gratuita que consistía en recorridos por calles donde se podía admirar y valorar el arte urbano. Fue así como conocí los estrechos y pintorescos callejones o lanes de Hosier, AC/DC y Centre Place en Melbourne, donde cada centímetro estaba cubierto por grafitis de vibrantes colores que me envolvían y excitaban por su variedad temática, su sarcasmo y/o impactantes mensajes emitidos.
Después de esas vivencias, me volví adicta a este tipo de expresión artística y lo plasmé en mi obra “Arte Urbano”, óleo sobre tela, 100 x 50 (2017).

óleo sobre tela, 100 x 50 (2017)
Se pueden apreciar dos importantes murales de Valparaíso: abajo “Solsticio de verano” del colectivo Un Kolor Distinto y al centro “Abundancia, muerte, fiesta y religión” de Inti Castro. La pintura fue adquirida por Vinicius y Ana Carolina, un matrimonio de Brasilia, que lo lucen en el estar de su departamento. Es un honor que hayan adquirido mi obra teniendo en su país excelentes pintores de arte naif y siendo Sao Paulo la capital mundial del grafiti.
En un viaje a Sao Paulo recorrí los callejones o “becos” más importantes del barrio Vila Madalena: el de Batman y el del Aprendiz, el enorme mural de Eduardo Kobra en Avenida Paulista y el Museo Abierto de Arte Urbano, único en el mundo por estar realizado en las treinta y tres columnas del viaducto del metro. ¡Un recorrido difícil de olvidar por su magnificencia, calidad pictórica y relevancia cultural!
El año 2019, estando en Londres, hice una escapada hasta Bristol para visitar los famosos murales que decoran los los callejones o lanes de Leonard, Bell y Backfields, algunos pintados por artistas de todo el mundo que acuden anualmente a su festival de grafitis y otros, por pintores locales entre los que se destaca Bansky, el grafitero más famoso del mundo, de quién pude conocer sus murales Well Hung Lover, Mild Mild West y Rose on a Mousetrap.
¡Pero no es necesario viajar tan lejos para ver arte urbano! Valparaíso, la principal ciudad portuaria de Chile, está entre las veinte mejores ciudades del mundo para apreciar el arte urbano y ha sido catalogada como la capital del grafiti en Latinoamérica por los murales que embellecen sus calles y fachadas. Eso le ha dado una identidad propia reconocida por la UNESCO, organización que la declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad el año 2003 y ha fomentado el turismo de quienes desean admirar sus principales manifestaciones artísticas:
-El Museo a Cielo Abierto permite admirar grandes murales de veinte destacados pintores, algunos de fama mundial como Roberto Matta, Mario Carreño, Roser Bru, Nemesio Antúnez, entre otros, pintados en las fachadas de casas y muros de contención del Cerro Bellavista.
-Recorridos de arte para apreciar murales de artistas nacionales e internacionales en las fachadas de edificios, casas y muros, muy bien cuidados por la comunidad que se siente orgullosa de lucirlos como verdaderas obras de arte, “Niña sonriente”, “Señora con cuchillo” y muchos más.
-Subir por escaleras pintadas que representan el teclado de un piano, unas manos entrelazadas, un gato, unos peces… Bajar por escaleras de azulejos con diseños vistosos y coloridos, por ejemplo: girasoles, poemas de Neruda, niña subiendo con remolino de papel, rostros, en fin. Escaleras que lucen hermosos mensajes (“No somos hippies, somos happies”) (“Tú no puedes comprar las nubes, puedes comprar los colores”).
En mis obras que representan Valparaíso siempre he plasmado algunos de sus murales porque los considero elementos identificadores de la ciudad y en algunos casos he inventado murales con el fin de generar un contraste entre el arte urbano y el arte tradicional. Tal es el caso de mi obra “Valparaíso un estallido de colores”, óleo sobre tela de 50 x 100 del año 2020.

Óleo sobre tela, 50 x 100 (2020)
En la fachada de la casa verde del primer plano plasmé el plato típico de Valparaíso “La chorrillana” compuesto por papas fritas, carne de vacuno horneada, cebolla frita y coronado con dos huevos fritos. ¡un plato contundente que acostumbrábamos a compartir con mis nietos! Tiene inscrito el nombre “Chorrillanas J.T.” por las iniciales de mi nieto José Tomás y el número 17 que me representa a mí (día de mi cumpleaños y el número que me corresponde según la numerología) . En la casa pintada azul claro plasmé mi gran sueño: Un Museo de Arte Naif. Decoré su fachada con conchas marinas en honor a Pablo Neruda, poseedor de una espectacular colección de caracolas, y, en su interior pinté las paredes negras que permiten realzar las coloridas pinturas naif y que me recuerdan la primera exposición de pinturas “Una mirada Ingenua” que realicé en la Sala Negra del Instituto Chileno Norteamericano de Santiago el año 1988. La casa pintada de color rosa representa una panadería “Pan de mi alma” con una repostera luciendo el gorro típico conocido como Toque Blanche. El resto de los murales son reales: “Plaza de la Infancia” de Payo,” La abuela” del colectivo francés Ella & Petr, “Los girasoles de Van Gogh” del hostal Girasoles, entre otros.
Siento que esos murales se asemejan mucho a mi estilo pictórico: ingenuo, muy colorido y con cierta despreocupación por el dibujo perfecto. A pesar de eso nunca pensé que yo podría llegar a pintar un mural con mi técnica naif. Por varias razones: su gran tamaño, la rapidez necesaria para su ejecución y mi nerviosismo pudoroso cuando me miran mientras pinto.
Pero un viaje a España en abril del 2022 me permitió participar en la elaboración de un mural en el ayuntamiento de Benamocarra en Málaga junto a otros artistas plásticos, dos chilenas y dos mexicanos. Situado frente a la Rotonda de la Plaza de Toros representa la Escuela Municipal de Música en honor al músico y compositor Eduardo Ocón Rivas, además de las plantaciones de mangos del lugar.

A pesar de que todos los artistas teníamos estilos pictóricos muy diferentes, el mural quedó con mi sello personal ¿Seré muy dominante?
Texto e imagen © Cecilia Byrne