Y de repente
Y de repente
a borbotones narro :
aquel silencio.
En el silencio,
polen de primavera :
se abre la flor.
Interrumpir al silencio
justo cuando te quedas a
solas, es imperdonable.
En el silencio
llevamos lo que somos,
lo que perdimos.
Cuando escribo el silencio,
el espejo me mira.
En mi soledad,
afloran los sentidos
al silenciarme
En el silencio
contemplamos cómo nos
musicaliza.
Sucintamente,
silencio solitario
sobrecogedor.
Son soledades
sosegadas, sensuales
sacramentales.
Cierro los ojos,
adentro festejo con
mi musiquita.
En el silencio,
palabras y páginas :
difuminadas.
Entre mis libros
cuán ensordecedor es
aquel murmullo.
La luz del sol se
cuela por la ventana
con mi soledad.
La luz inunda
los espacios secretos
de mi soledad
el corazón contento,
el sol acariciante.
Si es para acompañar el
silencio con Bach, Schumann y Schubert me basta.
Un cierto aire ronda la noche
alunando, alucinante en su brillo
en su boca negra
luces alunadas de silencio,
déjalas brillar.
La melodía sin letra, es
lo más cercano al silencio :
por eso adoro, a David Miles.
© José G. Santos Vega
Imagen de David Mark en Pixabay